Las especies que habitan en este planeta son millones y con características que fueron clasificadas por reinos. El reino monera o el de los organismos procariotas forma parte de este conjunto.
Los pequeños seres bacterianos son los primeros que debemos resaltar al hablar de las procariotas, uno de los dos grupos de esta clasificación.
Las bacterias y el reino
Con un gran poder estos seres no puedes ser vistos con tanta simpleza. Para que pudieran estudiarse debidamente fue necesaria la llegada del microscopio. Se encargan de realizar una transformación que parte desde el nitrógeno que se encuentra en el aire para posteriormente convertirlo en nitrato, proceso que enriquece el suelo.
Poseen una capacidad de adaptación a casi cualquier entorno que es realmente admirable. Sumado a esto, pueden habitar sitios que sean muy húmedos o lugares extremadamente cálidos. Y a pesar de la fama que tienen por las enfermedades que algunas bacterias pueden causar, existen millones de bacterias que son benignas para el entorno.
¿Qué son las arqueas?
Anteriormente se consideraba que las arqueas eran organismos que debían ser clasificados junto a las bacterias. Esto sucedía porque ambas comparten grandes similitudes que permitían agruparlas.
Conforme los estudios avanzaron los científicos, encontraron varias diferencias entre estos seres y surgieron como una segunda clasificación del reino monera aparte de las bacterias.
Las arqueas no tienen la capacidad de reproducirse utilizando las esporas, a diferencia de las bacterias que si pueden. Otra diferencia es que cierto grupo de bacterias puede producir oxígeno, las arqueas no.
Diversidad de bacterias
Millones de bacterias habitan en nuestro alrededor. Existen muchas clases y con funciones y características diferentes, como las que se alimentan de materiales orgánicos y cumplen con un alto grado de importancia en la cadena trófica.
También existen baterías que pueden producir enfermedades mortales como la Clamidia. Las bacterias no necesariamente causan daño dentro de otros seres vivos como los humanos. En nosotros forman parte de la flora intestinal.